“Al ritmo de Córdoba”
Por kuartetoadm | 4 de diciembre de 2006, 23:45Desde hace años se vienen reeditando en formato digital clásicos cuarteteros de los ‘80. Salvo la primera etapa solista de Carlitos Jiménez, las publicaciones incluyen dos discos en uno. El propósito es doble: abarcar las extensas discografías y combatir la piratería con un buen precio de lista.
Así, están disponibles producciones de Chébere, Trulalá, Sebastián, Pelusa, Orly, Santamarina; el espiral revisionista, incluso, afectó a discos de los ‘90 (desde Gary hasta La Barra; aprovechando los rumores de separación la Sony puso en bateas sus cuatro primeros discos).
Siguiendo esta tendencia, llegó la hora del Cuarteto de Oro y del Cuarteto Berna, grupos pioneros en los que cantó Carlos “Mona” Jiménez.
Expedientes “Berna”
El Cuarteto Berna fue creado por el “el Pibe de Oro” Berna Bevilacqua (fallecido en 1996), de gran popularidad en los ‘70. Al igual que La Leo, su cuarteto fue “característico” y se basó en cuatro instrumentos: piano, violín, bajo y acordeón. Llegó a escribir 300 canciones (las más recordadas: Total para qué, El pato de Don Tomás y Picantito el guarasón) y a editar cerca de 30 discos.
Carlitos Jiménez y Ariel Ferrari fueron los cantantes en las épocas donde hacían más de 20 bailes por mes. El compilado Recordando sus éxitos da cuenta de esa historia. Contiene 18 temas y recorre varios estilos: canción, guarasón, cumbia, paseíto, gaita, son, vals y catumbé. Si bien los sellos por los que pasó Berna quebraron y ni siquiera lograron vender su catálogo, Eduardo Carrillo (dueño de la disquería Feria Musical) se puso personalmente al frente de la tarea de rescate.
Exhaustivo
Coquito Ramaló, hermano de Carlitos Rolán y boletero del Cuarteo Leo, formó el Cuarteto de Oro. Para arrancar, convocó a Carlitos Jiménez, quien había debutado en Berna a los 15 años, y al Pato Lugones (locución), luego fundador de Chébere.
En más de una década de carrera, el grupo editó 26 discos; casi todos se consiguen en CD, ya que Universal, con derecho sobre ellos, así lo dispuso. Encelofanados, el coleccionista puede tener su ejemplar de Póngale la cadenita, La gaita del lobizón, Llegó la hora de reír, Si se destapa la olla, Y no me lo contás, Me juego la cabeza y Me quiero comer la gorra.
Fue en el Cuarteto de Oro que Jiménez pasó a ser conocido como “La Mona”. Y fue en el Cuarteto de Oro donde comenzó a destacarse por sus movimientos (pélvicos y de la manito) y vestuario llamativo. Cortate el pelo cabezón se convirtió en el primer éxito cuartetero de alcance nacional. En la vuelta de la democracia, Jiménez decidió ser solista (Para toda América, 1984) y el Cuarteto de Oro llegó a su fin.
En la calle San Martín, al 418, en la tradicional zona de venta discográfica cuartetera, es el único lugar donde se consiguen estas reediciones. Los dueños de ese comercio aseguran llevar vendidas cerca de cuatro mil unidades hasta el momento.
Fuente: LA VOZ DEL INTERIOR