Entrevista con La Mona Jiménez

Por kuartetoadm | 30 de julio de 2007, 03:26

Son muchas las fantasías que se generan alrededor tuyo. ¿Cómo es un día en la vida de “La Mona?

Con el tiempo fui aflojando con el trabajo, en cuanto a cantidad de shows. Me gusta disfrutar de la familia, de mis grandes gustos, como cualquier persona.

¿Cómo te mantenés físicamente?
Respecto de las comidas, trato de comer sano, pero rico. Mi plato preferido es el pescado a la parrilla. Como carne roja una vez por semana, conejo asado y una copa de vino tinto Cabernet Sauvignon, todos los mediodías. Para los shows, llevo una botella de champán, siete botellas de agua mineral, dos Gatorade y una Coca Cola chica. Es decir, llevo mucho líquido, porque pierdo de dos a tres kilos por baile. Otra cosa que disfruto mucho es del deporte, practico natación, media hora a la mañana y media a la tarde.

Con el gasto de energías en los shows ¿cómo te recuperás?
En pleno invierno, entre selección y selección, me baño con agua fría. Con las luces y todo termino transpirado, mojado. Entonces, me pego una ducha de agua fría y todos me dicen: “¡Estás loco, te vas a morir!”. Se me acelera el corazón, pero salgo al show espectacular. Los pibes quedan locos por esa onda, hay un contacto muy directo.

¿Qué pensás de los personajes que te imitan?
A mí me encanta. Me gusta cuando cantan las canciones y hasta mejor que yo (risas)… Me pone contento. Imaginate cuando la Selección argentina o los clubes adaptan a sus letras temas como “Beso a beso”… ¡Es mundial! Eso me pone feliz porque deja de ser mi tema para ser de ellos, de todos. Se apoderan de tus canciones, entonces los chicos que hacen tu música también se apoderan de ella. Lo mismo pasa con mi forma de caminar, de gesticular, de hacer muecas. Los chicos me copian todo, porque les gusta.

Cantar como “LA MONA”

¿De dónde surgen las famosas señas?
Fue algo de los barrios, salió de no sé cómo. Era una manera de que cada grupo se sienta identificado. Me salió. Se convirtieron en un medio muy fuerte de comunicación entre el público y yo, de tal manera que están presentes en todos los espectáculos, más allá de mis shows.

¿Cómo toma el público la invitación de figuras al escenario de tus bailes?
Yo veo cómo reacciona la gente. Si la gente no hace nada, dejo que siga. Pero si empiezan a silbar, le pongo un fin y cambiamos el tema, pero yo invito a todos. Andrés Calamaro subió una vez, cantó y la gente lo aplaudió. Al rato, agarró la timbaleta y se puso a tocar y la gente bailaba. Después, volvió a cantar acompañado de mis músicos, y le gritaron “¡Basta Andrés, bajate!”, ¡Dejá que siga “La Mona”. Entonces, se cortó. www.kuarteto.com

¿Cómo es tu relación con el público?
Son muchos los seguidores y todos diferentes. 20 mil personas que de viernes a domingo están ahí, te siguen y son muy apasionados. Te aman y yo los amo, ése es nuestro gran contacto; nos amamos. Se arman caravanas de la puerta de mi casa hasta el baile, y todos juntos nos vamos a disfrutar de una gran noche.

¿A qué lugar le tenés más cariño por tus bailes?
Al Sargento Cabral, por los años. Después, el Estadio del Centro y Forja, que es el local más grande de la Argentina para tocar, con capacidad para 21 mil personas.

En cada rincón del país se escucha tu música ¿Cómo vivís eso?
Antes trabajábamos mucho, recorrimos muchos lugares. Mis seguidores sobrepasan los bailarines de cada espectáculo. Hay gente que creció conmigo y gusta de mi música, pero ya no va a verme. Cuando estamos en Catamarca o en La Rioja, por ejemplo, es impresionante.
A veces vamos a un pueblito de 2.500 habitantes y metemos cinco mil personas. Lo disfruto mucho, nunca dejo de sorprenderme. Soy un bendecido de Dios.

Por Siempre LA MONA

¿Cuántos años llevás arriba de los escenarios?
Van a ser 42 años, con 75 discos editados y uno en plena producción. Con una vida sin parar, con muy pocas vacaciones, laburando año tras año… en fin, toda mi vida. Antes trabajaba de martes a domingo. Ahora, con más de 50 años trato de hacer shows sólo los viernes, sábados y domingos, y bueno… Cuando llegue a los 60 lo haré dos veces por semana.

Cuando “La Mona” se baje de los escenarios, ¿qué va a ser de su público?
Esa pregunta tienen que responderla los bailarines, la gente. Cuando vino semanas atrás Julio Bocca a bailar al Orfeo y me invitó a cantar el tango “Balada para un loco”, él se estaba despidiendo del público. Un artista que anduvo por todo el mundo desplegando su danza, su arte, su magia…. Percibí lo fuerte que era esa despedida para él, porque podía ver sus lágrimas, después de haber dedicado 20 años a bailar. En ese momento pensé qué pasará por mi cabeza el día que tenga que bajarme de los escenarios, como lo está haciendo él. Y me di cuenta de que nunca me voy a animar a decir que voy a dejar esto, porque no superaría dejar de hacerlo. Es mi vida y me siento feliz. Prefiero morir arriba del escenario, antes que morir de tristeza. No entendería otro tipo de vida. Si dejara de cantar, estaría viajando y dando vueltas y vueltas. Seguro, pararía en cualquier lugar y armaría mi banda para salir a tocar. Tocaría en cualquier lado, hasta en la calle. Porque esta es mi única forma de vivir.

Fuente: Noche a Noche

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